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viernes, 30 de agosto de 2013

Las enseñanzas de Don Juan: el legado de Carlos Castaneda

carlos-castanedaEn el verano de 1960, Carlos Castaneda, un estudiante de antropología de la Universaidad de los Ángeles California, aprovecha sus vacaciones en México para visitar el norte del país. Casteneda encuentra un chamán llamado Don Juan y a lo largo de aproximádamente diez años de experiencias comunes, escribe sus cuatro primeros libros que tienen un éxito comercial sin precedentes y provocan importantes polémicas culturales: The teachings of Don Juan (Las enseñanzas de Don Juan), 1968; A separate reality (Una realidad aparte), 1971; Journey to Ixtlan (Viaje a ixtlán), 1972; y Tales of  power (Relatos de poder), 1974. La primera versión en español de los mismos la realiza el Fondo de Cultura Económica en México entre 1975 y 1976 e incluye un prólogo de Octavio Paz.
En el primer tomo, el joven antropólogo sale en busca de un informante y va a dar con un brujo que le propone iniciarse en el universo de la brujería, es decir, hacerse su discípulo. El antropólogo acepta sin renunciar a sus objetivos científicos. En este primer libro, al tiempo en que relata experiencias verdaderamente fantásticas, intenta analizarlas sistemáticamente desde su posición de observador exterior amurallado en la antropología. El libro causa un fuerte impacto, tanto en el campo de la antropología como en el de la psicología experimental encabezada en Harvard por Timothy Leary, misma que cobra una influencia capital entre los hippies de la época, quienes no casualmente se pretendían “indios-blancos” por oposición a sus progenitores beat, a los que se calificó de “negros-blancos”.     castaneda
El aprendiz de brujo o “guerrero”, según la terminología que usa Castaneda, debe “aprender a ver”, es decir, a ver otra realidad desbordando la limitada capacidad de la percepción cotidiana.
Para este fin entran en juego la serie de enteógenos por cuya experiencia debe pasar el guerrero iniciado: Concretamente, el peyote (Lophophora williamsi) a cuyo espíritu se alude como “Mezcalito”; la “yerba del diablo” o toloache (Datura inoxia); y el hongo llamado “Humito”(Psilocibe mexicana o alguna otra variedad de hongos psicoactivos).
De acuerdo con José Luis Jiménez-Frontín en su ensayo “El desafío de Carlos Castaneda”, entre mayor sea la resistencia al abandono de la percepción ordinaria mayor será la cantidad de enteógenos necesaria para aprender la lección:
A mayor resistencia a la aceptación de las nuevas realidades desveladas por las nuevas percepciones de la experiencia alucinada, mayor será el número de dichas experiencias, necesarias para el desmoronamiento de las antiguas ‘descripciones del mundo’ del aprendiz. Un círculo vicioso en el que, como le ocurre a Castaneda, puede irrumpir el primer enemigo: el miedo. Pero pueden ocurrir también otras cosas: la ruina física o mental del aprendiz o su encadenamiento por adicción a este tipo de experiencias. Un auténtico círculo vicioso, porque nadie que no sea un auténtico ‘guerrero’ puede osar introducirse en el mundo al otro lado del espejo y salir indemne: Mescalito mata, destruye a los intrusos y arroja a los débiles a los submundos de la locura o de la esclavitud. Pero los auténticos guerreros son, precisamente, quienes menos necesidad tendrán de la reiteración de tales experiencias y menos riesgos correrán por tanto. ¡Luego no se trataba, en último extremo, de una mística alucinógena, una mística del juego de la experiencia por la experiencia! (1)
las enseñanzas de don juan
En efecto, tal como lo confirma el propio Don Juan, dicha ingestión no constituye un fin en sí misma, sino el medio más elemental y transitorio para que el iniciado pueda experimentar la alteración de las percepciones y, de ser posible, acceder a la vivencia de “la otra realidad”. En este proceso, o “senda de sabiduría” hay cuatro enemigos que persiguen al iniciado o “guerrero”: en primer lugar el miedo, miedo a la experiencia misma de la otra realidad y a la pérdida del antiguo ego, un miedo capaz de paralizar el proceso desde sus inicios; una vez superado este enemigo, aparece el poder, un poder que es real pero que debilita al que se deja atrapar en sus redes, al que se convierte en esclavo de sus propias artes (para Don Juan el brujo que practica la magia negra no es más que un pobre, miserable “aprendiz de brujo”); superada la tentación del poder, acecha el enemigo de la clarividencia, el más peligroso espejismo, sólo superable con humildad y más clarividencia; llega por fin el último y más peligroso enemigo: la vejez, la decrepitud, el debilitamiento, la tentación del abandono, la “jubilación” en suma.
Desde la óptica pedagógica de Don Juan, el consumo de enteógenos es un medio entre otros; no obstante, desde la óptica del consumidor hippie de los sesenta se le ve como el único medio posible y, sin contexto alguno, se busca en la experiencia reiterada el sentido mismo de la existencia. Para muchas personas esto es visto como una profanación, para Jiménez-Fortín, más que profanación, se trata de una “adoración del sacramento”.
En el segundo tomo, Una realidad aparte, Castaneda empieza a perfilar su ruptura con la antropología. Abandona definitivamente su papel de observador externo y esta vez narra sus experiencias desde la pura óptica de la experiencia personal; proceso que lleva hasta sus últimas consecuencias en los siguientes volúmenes. La reacción de los antropólogos es fulminantemente negativa y para desconcierto de la mística hippie, en los dos últimos libros, Castaneda rompe con la experimentación enteogénica para adentrarse cada vez en mayores complejidades. Sus narraciones dejan cada vez más claro que se trata de un proceso sin fin en el que las plantas sagradas son sólo un primer peldaño.
don juan
Para leer a Carlos Castaneda es necesario recordar las palabras de Octavio Paz con respecto a su obra. Paz afirma que la importancia de Don Juan no reside en si éste es una persona real o un personaje de ficción, sino en que la obra de Castaneda es un logro literario, una lectura que nos remite a un conocimiento interiorizado en el inconsciente colectivo, un conocimiento que mezcla varias filosofías de autoconocimiento y disciplina personal -el camino del guerrero-. La crítica que los antropólogos hacen a Castaneda no tiene porqué ser ni siquiera planteada, en cuanto a que la intensidad de la enseñanza está fuertemente relacionada con la posibilidad de poder evocar en don Juan a una persona real, un avatar del conocimiento secreto, un brujo, que al ser estudiado por un antropólogo -reflejo de la sociedad hiperracional-, devela un método para quebrantar las limitantes de la razón e ingresar a un universo de realidades elásticas que conducen hacia una especie de iluminación: la importancia, pues, no reside en la existencia de los personajes o en la factibilidad de sus experiencias, sino en la poética síntesis de conocimiento detrás de las palabras en la obra de Castaneda.